Saturday, December 22, 2007
¡Chau, 2007!
Fue un año duro, durísimo. Cada uno con sus mambos, el trabajo y los nuevos emprendimientos que se arrancan con ganas pero quitan sueño y tiempo. El stress y el cansancio de saberse en un país donde hay que aprender a innovar y mejorar con cada paso que se da.
Pero fue un buen año el 2007. Volvimos a publicar después de un largo silencio y fuimos bien recibidos como siempre. Conocimos gente nueva, talentos con ganas de subirse al tren de nuestra locura (y tal vez algunos no se bajen). También volvimos a trabajar con los amigos de siempre, esos que tienen el carnet de vitalicio y con los que siempre es un placer colaborar.
Fue el año donde pudimos celebrar el 50º aniversario de El Eternauta y recordar al maestro Oesterheld a treinta años de su desaparición gracias a la muestra realizada por Mariano Chinelli.
También en este año tuvimos que despedirnos de un grande: Roberto Fontanarrosa.
Yo no dibujo así que no pude dedicarle mi arte como ofrenda. Tampoco pude escribir una palabra. Me pasé la vida abriendo las revistas que compraba mi viejo donde estaban sus laburos, porque a pesar de ser chico, ese tipo estaba dibujando y escribiendo lo que yo quería leer. Es que además de gran artista, el Negro era un tipo amable, caballero, simpático, amigo, un grande de verdad. Esto es lo que me dejó a mí el Negro Fontanarrosa. Una pena no haberlo conocido nunca.
Quiero desearles a todos un buen 2008. No se olviden de disfrutar lo que tienen. Mientras tanto, nosotros pretendemos tener un año del carajo y ya estamos poniendo primera, ¿vienen?
Salú!!
P.
Pero fue un buen año el 2007. Volvimos a publicar después de un largo silencio y fuimos bien recibidos como siempre. Conocimos gente nueva, talentos con ganas de subirse al tren de nuestra locura (y tal vez algunos no se bajen). También volvimos a trabajar con los amigos de siempre, esos que tienen el carnet de vitalicio y con los que siempre es un placer colaborar.
Fue el año donde pudimos celebrar el 50º aniversario de El Eternauta y recordar al maestro Oesterheld a treinta años de su desaparición gracias a la muestra realizada por Mariano Chinelli.
También en este año tuvimos que despedirnos de un grande: Roberto Fontanarrosa.
Yo no dibujo así que no pude dedicarle mi arte como ofrenda. Tampoco pude escribir una palabra. Me pasé la vida abriendo las revistas que compraba mi viejo donde estaban sus laburos, porque a pesar de ser chico, ese tipo estaba dibujando y escribiendo lo que yo quería leer. Es que además de gran artista, el Negro era un tipo amable, caballero, simpático, amigo, un grande de verdad. Esto es lo que me dejó a mí el Negro Fontanarrosa. Una pena no haberlo conocido nunca.
Quiero desearles a todos un buen 2008. No se olviden de disfrutar lo que tienen. Mientras tanto, nosotros pretendemos tener un año del carajo y ya estamos poniendo primera, ¿vienen?
Salú!!
P.
Tuesday, December 11, 2007
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